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Respecto a la duración de la infección del VPH, en mujeres es de 9.8 meses, mientras que en
                  hombres es de 6.9 meses (Giuliano et al., 2011). La infección en el hombre puede durar hasta
                  24 meses y el promedio para aclarar el VPH es de 5.9 meses, en tanto que el de las mujeres
                  es de 28 meses (Comhaire, Mahmoud, Depuydt, Zalata y Christophe, 1999; Depuydt, Beert,
                  Bosmans y Salembier, 2016). Si no se logra aclarar la infección, los viriones libres provocan
                  efectos dañinos a los espermatozoides, e incluso pueden unirse a la cabeza de estos y direc-
                  tamente reducir su movilidad (Garolla et al., 2013), lo cual se ha evidenciado en 70 % de los
                  reportes en los que se ha observado alteración de la calidad espermática a causa de la infec-
                  ción del VPH (Bezold et. al., 2007; Cai et al., 2014; Foresta et. al., 2010a; Garolla et al., 2012,
                  2013; Lai, 1997; Moghimi et al., 2019; Nasseri et al., 2015; Rohde et al., 1999; La Vignera et
                  al., 2015; Yang et al., 2013). Otro 25 % los de reportes en los que se ha observado alteración
                  de calidad espermática ha señalado en pacientes infértiles iraníes, brazileños, italianos y chinos
                  una asociación de la disminución del número espermático (Bezold et al., 2007; Damke et al.,
                  2017; Foresta et. al., 2010; Garolla et al., 2012; Nasseri et al., 2015; La Vignera et al., 2015;
                  Yang et al., 2013). Mientras que un menor número de reportes también describe el incremento
                  en el pH (Damke et al., 2017), un incremento del número de leucocitos (Damke et al., 2017)
                  y anormalidades en la morfología (Cai et al., 2014; Yang et al., 2013) que se incrementan al
                  encontrarse a patógenos como Chlamydia trachomatis en coinfección (Cai et al., 2014). Por
                  último, otros reportes han indicado que el virus fragmenta el ADN en espermatozoides expues-
                  tos a proteínas oncogénicas de E6/E7 (Connelly et al., 2001;  Depuydt et al., 2016) e induce
                  daño al ADN espermático (Garolla et al., 2011).

                  En relación con los genotipos del virus, se han identificado aproximadamente 200, de los
                  cuales 30 tipos son responsables de infecciones anogenitales. Su clasificación se basa en la     La investigación en instituciones de educación superior en México
                  patogenicidad  y la virulencia, a través de la cual se encontraron genotipos de alto riesgo de
                  malignidad (16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 68, 73 y 82); tres tipos como de
                  probable alto riesgo (26, 53 y 66) y 12 como de bajo riesgo (6, 11, 40, 42, 43, 44, 54, 61, 70,
                  72, 81 y CP6108) (Santos et al., 2015). Como se puede observar, hay algunos genotipos del
                  VPH que son más oncogénicos que otros, por lo que el daño sobre la calidad espermática no
                  puede ser descartada, aún más cuando de infertilidad se trata, ya que en ocasiones es inexpli-
                  cable. Aunado a lo anterior, se sabe que la infección múltiple puede estar presente (Depuydt et
                  al., 2016); al respecto, algunos grupos han descrito presencia de 16 % para infección múltiple
                  y de 6 % para infección simple (Damke et al., 2017), sin embargo, es posible que solo un pa-
                  tógeno sea detectado mediante técnicas poco sensibles, por lo que hay falta de información
                  para dar un diagnóstico concreto relacionado a la infertilidad.
                  Los genotipos detectados con más frecuencia en hombres infértiles en orden decreciente, de
                  acuerdo a un reciente metaanálisis, son 45, 16, 52,18/59 y 33 (Xiong et al., 2018). En México
                  los genotipos detectados en este tipo de población con mayor frecuencia son el 6 y el 11,
                  seguidos de 16, 18, 45, 51, 52 y 66 (Cortés et al., 2017).



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