Page 113 - Sistemas dinámicos urbanos,innovación y tendencias en la gestión pública
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SISTEMAS DINÁMICOS URBANOS, INNOVACCIÓN Y TENDENCIAS EN LA GESTIÓN PÚBLICA
UNA ExPERIENCIA DE LA INVESTIGACIÓN EN ChIAPAS, MéxICO
Según Gauto de Paz (2010) expone la definición de resiliencia desde un enfoque de riesgo,
entendiendo al riesgo como la suma de amenaza y vulnerabilidad, para que exista tal ries-
go dependerá de la amenaza presente y de la vulnerabilidad frente a la misma. En tanto la
vulnerabilidad esta compuesta por tres elementos que son la exposición , fragilidad social
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y falta de resiliencia . Por tanto, Gauta de Paz (2010) define a la resiliencia como: “La capa-
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cidad de las personas, familias y comunidades para hacer frente a las amenazas presentes
(en cualquier ámbito), superarlas y salir fortalecidas de la experiencia" (p.241). Por lo que
para estudiar la resiliencia de las poblaciones se debe considerar los siguientes conceptos:
recursos, juego dinámico entre ellos, adversidad, adaptación positiva y proceso. Alguno de
los “recursos”, conceptuados como todos los bienes que controla un hogar tangible e intan-
gible y que las familias ponen en juego son: familiares, bioquímicos, fisiológicos, cognitivos,
afectivos, biográficos, socioeconómicos, sociales y/o culturales. Estas son algunas de las
variables que participan del proceso de enfrentamiento de una adversidad de la vivienda.
Adicionalmente, cuando esta movilización permite el aprovechamiento de las estructuras de
oportunidades (probabilidades de acceso a bienes, a servicios o al desempeño de activi-
dades) de un determinado momento, se constituye, según Kaztman en “activos o capital”.
Estos activos o capital pueden ser de tres tipos: 1) capital humano, recursos educativos y
de trabajo; 2) capital social, relaciones interpersonales de protección, apoyos comunitarios
y familiares y; 3) capital físico, incluye todos los recursos materiales.
cómo Se conceptualiza la vivienda rural?
En toda la historia de la civilización, el ser humano siempre ha tenido como primera necesidad
básica “habitar”, aunque con características y necesidades diferentes según la espacialidad,
temporalidad y cultura de los grupos humanos. El acto de habitar se conforma por dos dimen-
siones, una propia del “ser” y otra del “estar”, en su entorno habitable. Implica en el individuo la
búsqueda de su desarrollo integral como ser único, social e histórico. Esto conlleva a reflexio-
nar sobre las garantías que ofrece el espacio donde mora, para permanecer en forma creativa
y en libertad, las actividades propias de su permanencia (Ilich, 1985).
Por tanto, al referirnos a la habitabilidad, la vivienda debe ajustarse a las necesidades de los
ocupantes, responder a condiciones físicas y psicológicas que permitan el desarrollo de las ac-
tividades humanas, e impactar en el bienestar de los habitantes. Según la Ley de Vivienda, las
condiciones mínimas de habitabilidad son: acústica, aislamiento térmico, salubridad, dimen-
siones mínimas y seguridad. Por consiguiente, la funcionalidad de la vivienda dependerá del
ordenamiento adecuado de los distintos espacios que la integran, de tal forma que su interior
desempeñe adecuadamente las actividades realizadas por los diversos miembros que confor-
man la familia. Además, la habitabilidad en la vivienda, según Haramoto (1994) la define como:
3 Entendida como «la condición de susceptibilidad que tiene el asentamiento humano de ser afectado por estar en el área de
influencia de los fenómenos peligrosos y por su fragilidad física ante los mismos».
4 Alude a «la predisposición del asentamiento humano a ser afectado, como resultado del nivel de marginalidad y segregación
social y sus condiciones de desventaja y debilidad relativa por los factores socioeconómicos».
5 De un asentamiento humano expresa «las limitaciones para el acceso y movilidad de recursos, su incapacidad de respuesta y
de ciencias para absorber el impacto».
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