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18 La palabra empresa es un elemento de nuestro lenguaje que cotidianamente está en uso
y que muchas veces su significado pasa inadvertido. Para comprender su significado aquí
se considera necesario hacer lo propio con el que corresponde al de organización, término
que Luhmann (2006) conceptualiza, en primer lugar, como un tipo de subsistema creado
por la sociedad, caracterizado por establecer condiciones de pertenencia a sus miembros.
Además, al estar inmersa en un entorno social, la organización requiere de un sistema de
comunicación a fin de mantener un contacto permanente con él.
En cuanto a su raíz, organización deriva del latín organon, que hace referencia a un instru-
mento susceptible de ser aplicado en una labor específica (Rodríguez, 2003). Y, siguiendo
a Münch, Osorio y Vital (2014), involucra, aparte del ya enunciado, dos conceptos más: 1)
la organización como una entidad o grupo social y 2) la organización como una fase del
proceso administrativo, herramienta fundamental de la disciplina administrativa.
Explicamos.
Para el primer caso, cabe destacar que cualquier organización como constructo humano
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tiene una finalidad principal: la de satisfacer las necesidades de los miembros de una co-
munidad, y para lograrlo debe producir diversos satisfactores que hoy en día clasificamos
como bienes o servicios y distribuirlos a esa comunidad para su consumo. Es aquí donde
la organización adquiere la etiqueta de órgano productivo.
En el segundo caso, para cumplir su cometido, toda organización requiere de diversas
herramientas y recursos. Una de estas herramientas es lo que actualmente asociamos
con el concepto proceso administrativo, que puede entenderse como una secuencia de
acciones que permiten al gestor/administrador aplicar con mayor eficiencia los recursos
con que cuenta una entidad productiva para lograr cabalmente los propósitos previamente
establecidos.
Entonces, a partir del planteamiento de objetivos y metas a lograr, así como la determina-
ción de las estrategias que se consideren pertinentes para cumplirlos de manera eficiente,
es posible implementar acciones e instrumentos en el marco de los diseños estructurales y
de la función directiva que se consideren convenientes para contribuir al cumplimiento de
la filosofía organizacional, con la consecuente contrastación de resultados.
Para fines del tema que nos ocupa en este documento, se hace referencia a la organi-
zación como una entidad que produce satisfactores a las necesidades humanas, y que
Etzioni (1964, citado en Sánchez, Barrales y Casado, 2015, p. 13) define como una unidad
social deliberadamente constituida para promover o alcanzar objetivos específicos, y que
utiliza para ello un conjunto de diversos recursos.
Es en este entendido que es posible ubicar al término empresa en una de sus acepciones
más amplias: indica la acción de iniciar algo con el fin de concluirlo, a través de una serie de
recursos, y afrontando los riesgos que ello conlleve. Desde el punto de vista económico y
de las finanzas, sin embargo, puede entenderse como la compra y venta de bienes y servi-
cios, o como una actividad de un individuo, sociedad u organización, actividad consistente
en la producción, el comercio o el servicio (Rosemberg 1995).