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El estado de Quintana Roo, entre los años 1985 y 2010, estuvo entre los estados que se con-
sideraban de atracción elevada debido a las condiciones económicas imperantes, así como a
la búsqueda de mejores oportunidades de trabajo e ingreso (Conapo, 2013). De hecho, este
estado está conformado en su mayoría por personas migrantes, ya que estos movimientos les
permiten a las personas emprender una nueva forma de vivir, así como también de trabajar en
un lugar distinto al de su lugar de origen, de buscar oportunidades de trabajo, de acceso a las
instituciones educativas y, por consiguiente, de mejorar su calidad de vida.

Del total de la población, 45.6 % ha nacido en el estado y 52.6 % en otra entidad (migrantes
internos), principalmente provenientes de Yucatán (31.6 %), Tabasco (12.2 %), Veracruz (12.1 %),
Chiapas (11.8 %) y Ciudad de México (9.9 %). También hay personas nacidas en otros países,

tales como EE. UU. (0.3 %), Guatemala (22.8 %), Cuba (11.7 %), Argentina (8.3 %), Belice (7.9
%) y España (5.9 %).

Por otro lado, Quintana Roo es una entidad que prácticamente expulsa a poca población. Según
el Índice Absoluto de Intensidad Migratoria (IAIM), para el año 2010 contaba con un registro de
0.70, considerado “muy bajo”, lo que colocaba al estado en el lugar número 29 de dicho ranking
(Conapo-Fundación BBVA Bancomer México, 2017, p. 168).

Aunque la entidad ha presentado un crecimiento poblacional exponencial, como se mencionó
anteriormente, desde 1980 se observan cambios en la velocidad y origen de ese crecimiento. Por
ejemplo, en el primer quinquenio de los 90, el número de personas que nacieron en Quintana Roo
no superó a los inmigrantes (18 000 y 26 000, respectivamente) y las defunciones registradas
fueron en volumen menor a la de los emigrantes (2000 respecto a 7000). Tal hecho muestra que
el crecimiento social (inmigrantes menos emigrantes) ha sido el responsable del aumento de la
población del estado.

Durante el periodo 1995-1999, la ganancia neta de población por la migración interestatal fue
en promedio de 2.56 habitantes por cada 100 anual; para el año 2005 fue de 1.98, y en el 2010
la tasa fue de 1.69. En el año 2010, llegaron en total 143 899 personas a vivir a Quintana Roo,
procedentes de otros estados del país, principalmente de Yucatán, Chiapas, Tabasco, Distrito
Federal y Veracruz (Inegi, 2017a). En el 2015, se registraron 37 866 inmigrantes interestatales y

1016 inmigrantes internacionales (Coespo Quintana Roo, 2018).

Además, el Coespo (2017) ha estimado que la migración interna pasará de 0.99 —dato registra-
do en el 2015— y llegará a 0.83 por cada 1000 habitantes en el 2030.

En específico, con respecto a la población migrante de 60 años y más, se sabe que los movi-
mientos territoriales en esta etapa de la vida son menores en monto e intensidad que los que
ocurren en etapas más jóvenes. Sin embargo, quienes emigran están en busca de espacios
más apropiados para el retiro de la actividad económica; para alejarse de la vida agitada de las
ciudades, o bien para reunirse con los hijos en la búsqueda del sostén económico y afectivo (Par-
tida, 1999). En Quintana Roo, 1.9 % de las personas adultas mayores son migrantes internos,
es decir, llegaron al estado, y tan solo 0.1 % emigró. En total, 2779 personas de 60 años y más

afirmaron haber migrado a Quintana Roo en los últimos cinco años antes del censo de 2010.

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