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La migración interna es un fenómeno relevante que ocurre en las entidades federativas y en
una buena cantidad de municipios del país que funcionan como polos de atracción o áreas
de expulsión de población que busca cambiar o mejorar sus condiciones de vida. Este tipo de
desplazamientos, además de formar parte de la dinámica demográfica de México, es incluso de
mayor importancia cuantitativa que la migración internacional, aunque a veces resulta menos vi-
sible debido a que no cuenta con el componente político que representa el cruce fronterizo entre
países (Conapo, 2017 ).

La migración internacional, por su parte, es el movimiento que realiza la población a través de
la frontera entre dos naciones. Principalmente se piensa en dos formas: la temporal y la fija, sea
por razones laborales o por razones políticas. También cabe destacar que, en cuanto al tipo de

migrantes internacionales, se piensa tanto en aquel que deja un país como quien llega a él como
extranjero (Montes de Oca et al., 2009).

Para el caso de México este fenómeno ha cobrado relevancia a partir de la década comprendida
entre los años 2000-2010, en la que se ha duplicado el número de nacidos en el extranjero, ya
que su peso ha pasado a representar casi 1 % de la población total del país (Lardiés y Montes de
Oca, 2014, p. 368). En ese sentido, cada vez más jubilados procedentes de otros países buscan
mejores condiciones de vida durante su retiro, lo cual ha dado lugar a concentraciones importan-
tes, además de a una enorme y extensa literatura de divulgación sobre los mejores lugares para
retirarse (Lardiés y Montes de Oca, 2014, p. 366).

En el país, los destinos de mayor migración de jubilados extranjeros son Baja California Sur,
Guadalajara, Guanajuato (San Miguel de Allende), Mazatlán y últimamente el estado de Quintana
Roo. En el caso de la región sur-sureste, también presenta la complejidad de ser un lugar de
tránsito de población proveniente de los países centroamericanos y del Caribe, lo que aumenta
la problemática respecto a la dotación de servicios, así como la preservación de los derechos de
los migrantes (Reyes y Reyes, 2016).

Como ya se mencionó, además de la inmigración internacional, se encuentra la migración in-
terna. La migración interna puede explicarse por la asimetría económica que hay en el entorno
nacional, lo que se traduce en entidades con mayor prosperidad que otras. Por ello, elementos

como la pobreza y la desigualdad se vuelven detonantes para la migración interna y quienes
migran usualmente buscan vincularse con los aspectos productivos y de desarrollo de las co-
munidades. Así como estos elementos económicos pueden influir, también se encuentran carac-
terísticas personales y familiares de las personas migrantes (Varela, Ocegueda y Castillo, 2017).

Aunque en el resto del país la mayor parte de los estados son expulsores de población, Quintana
Roo y Baja California Sur se han caracterizado por ser estados receptores de población, la cual
llega a esas entidades en busca de mejores oportunidades. Por ejemplo, en el año 2010 ambos
estados tenían tasas superiores a 100 inmigrantes por cada 1000 habitantes (Conapo, 2013).

En el estado de Quintana Roo, los destinos turísticos tienen ciertas características que los con-
vierten en lugares idóneos para el retiro de extranjeros y lugar de trabajo para los migrantes

internos.

ENVEJECIMIENTO EN CIUDADES TURÍSTICAS DEL CARIBE Y LOS RETOS AL DESARROLLO