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ÉTAT DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LAS RELACIONES FAMILIARES

filtraciones más contundentes sobre actos de corrupción provienen, en su
mayoría, del interior del gobierno (p. 167).

Con todo, lo anterior no evita que los partidos opositores e incluso los mismos

integrantes de la coalición del gobierno se vean tentados a destapar escándalos con la

finalidad de librar luchas de poder y obtener réditos políticos con su lucha contra la
corrupción. De hecho, como lo demostró la investigación del profesor Balán (2011), cada vez

que existe la posibilidad de disputar el poder político en una nación, aumentan la cantidad

de denuncias y escándalos de corrupción:

A través del seguimiento de la aparición de los escándalos de corrupción se constata

que éstos se vuelven más frecuentes al compás de las luchas que emergen en las filas
del oficialismo una vez que la transición a la democracia se afianza y consolida (p.

183).

Por otro lado, cabría suponer que los políticos que se han visto envueltos en

escándalos de corrupción o relaciones con el narcotráfico serían castigados por su electorado,
en la medida que es claro que no representan los intereses de sus electores, sino que se

encargan de cuidar los intereses propios a costo de recursos públicos, criminalidad y

fragmentación del orden democrático.

Lo anterior –curiosamente- no resulta ser del todo cierto. Incluso en democracias más
avanzadas como en los Estados Unidos, el castigo del electorado a los candidatos que se ven

involucrados en casos de corrupción, es bastante baja. Justamente:

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