Page 20 - MANEJO DEL MIEDO JUVENIL: AFRONTAMIENTO ANTE LA VIOLENCIA E INEFICACIA SOCIAL
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Además, se puede subrayar la influencia de algunos instintos que generan una influencia
significativa en el proceso de interacción: la imitación, sugestión y simpatía. El individuo
cuenta con instintos primarios a manera de algunas emociones que se representan a
manera de mecanismos dialógicos entre otros como: huida/miedo, repulsión/disgusto,
lucha/ira, autodegradación/degradación; pero que a su vez, manifiesta disposiciones
instintivas de segundo orden como: reproducción, gregario, adquisición y construcción,
relevantes para su vida en sociedad; en estas disposiciones instintivas de segundo or-
den encontramos una interesante aproximación al análisis del material social que se
adquiere y construye y, lo más importante, se “reproduce” en sus interacciones de vida
social; así como, en sus discursos cotidianos y, algunas representaciones artísticas que
resultan factible objeto de análisis en los jóvenes; dentro de sus interacciones sociales
(Álvaro y Garrido, 2003, p. 25).
Algunas conductas de incivilidad y de baja eficacia colectiva, encontradas en investiga-
ciones de Ruiz (2007b) que a juicio del autor “ indican una alta presencia de miedo difuso
son el hecho de que la ciudad y sus servicios se perciban descuidados, nulo o poco
respetada por las normas sociales, civismo y tolerancia, una baja identificación con la
ciudad, poca valoración y afecto por la misma” (Ruiz, 2007b, p. 43).
La disminución de la participación en los eventos y actividades que organiza la ciudad, MANEJO DE MIEDO JUVENIL: AFRONTAMIENTO ANTE LA VIOLENCIA E INEFICACIA SOCIAL
la intolerancia en el respeto a la diversidad social y cultural entre los habitantes, el descui-
do en la limpieza y mantenimiento voluntario por parte de los ciudadanos hacia el aseo
de espacios públicos; así como, el incumplimiento de las normas de peatones y tránsito,
son referidos también como vestigios de la presencia de altas tasas de miedo difuso.
En el ámbito de la investigación psicosocial, la represión política y social permanente es
una forma de victimización criminal, que implanta en la población el terror, lo cual afecta
la cohesión social, debilitándola, y haciéndola más proclive a ser sometida por el agente
del terror (Suárez-Orozco, 1990).
La inseguridad y el miedo pueden fragmentar a una comunidad mucho más que la fre-
cuencia y magnitud real de los delitos.
Evidentemente, identificar e intervenir sobre los antecedentes y consecuencias del mie-
do promueve una mayor calidad de vida urbana. Se ha gestado un protagonismo sin
precedentes en el debate político: la seguridad puede hacer ganar o perder elecciones.
En este sentido podríamos decir que la delincuencia o el fenómeno criminal pueden ser
analizados, no solo desde una perspectiva de política criminal, sino también como ob-
jeto social.
Sarah Margarita Chávez Valdez // Leticia Ríos-Velasco Moreno