Page 131 - Investigando nuestra propia práctica; una estrategia de formación y conocimiento
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122                tivar una cultura de la ilegalidad, esta es la percepción que se gen-

                             era en la comunidad; dado que al parecer el no denunciar el delito
                             pareciera enmascarar la percepción de la seguridad por las armas.
                             (Miranda, S. et al, 2010; p.26).





                  Algunos investigadores como Rubio (2005), Rodríguez (2005), Muñoz-González, (2002) y
                  Briceño-León y Zubillaga (2002) coinciden en que el desempleo y bajos niveles educativos
                  alimentan el descontento, esto combinado con la marcada incidencia del narcotráfico, que
                  es una “salida” para participar en redes ampliadas, ganar cuotas de poder y lograr mayor
                  nivel de consumo.

                  En torno a diagnósticos realizados por investigadores Colombianos (Miranda, et al, 2010) re-
                  specto a la situación en el estado de Chihuahua, Gobierno Federal y Estatal intentaron abatir
                  el crimen mediante un aumento de uso de la fuerza para re-establecer la crisis social en los
                  habitantes; que se desorganizaron, desvincularon y, hasta cierto punto, deformaron en sus
                  normas y valores como sociedad al integrarse el factor violencia a su vida en comunidad
                  (Miranda, S. y cols, 2010, p.45).





                             En un sentido más general, el incremento de la violencia y la inse-
                             guridad socavaron la cohesión social y generaron desconfianza en
                             la percepción de la población respecto de la eficacia del Estado de
                             derecho para garantizar la seguridad de las personas (Miranda, S. y
                             cols. 2010, p.50).


                             El manejo sensacionalista y exagerado de hechos violentos consti-
                             tuye una forma solapada de violencia que contribuye a su tolerancia
                             y a su legitimación. De igual forma, sucede con el estigma juvenil, en
                             que la violencia termina siendo parte de una profecía auto-cumplida,
                             también conocido como  “efecto Pigmalión” cuando las juventudes
                             son conscientes de la imagen pública que les han atribuido y que,
                             suele ser un arma de doble filo,  pues al tener connotaciones neg-
                             ativas el joven va a regresar a proyectar a la sociedad  y medios
                             masivos esa imagen prejuiciosa  y en su faceta más negativa para
                             hacer  cumplir  las  expectativas  que  se  profetizaban  de  su  imagen
          Investigando nuestra propia práctica; una estrategia de formación y conocimiento
                             (Bourdieu,1998; p.16).
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