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ESTRATEGIAS ORGANIZACIONALES E INNOVACIÓN TECNOLÓGICA
elevada tasa de mortalidad, aun en los países industrializados (Romero, Melgarejo y Vera,
2015), debido a los diversos problemas que deben enfrentar para obtener una ventaja compe-
titiva (Khalique, Isa, Nassir, y Ageel, 2011).
En Hispanoamérica, 50 % de las empresas quiebran durante el primer año de actividad y no
menos de 90 % antes de cinco años. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) apunta que en los países subdesarrollados entre 50 % y 75 % de las nuevas empresas
dejan de existir durante los primeros tres años (Velázquez y Reyna, 2009). En México, 75 % de
las nuevas empresas mexicanas cierra sus operaciones después de dos años en el mercado
(Velázquez y Reyna, 2009). Son múltiples los factores que intervienen en la competitividad y
permanencia de las pymes, pero principalmente la falta de innovación (Aguilera, González y
Rodríguez, 2011; Ávila, 2014; Dong, 2010; Pavón, 2010; Ropega, 2011).
Spiegel y Marxt (2012) y Limaj, Bernroider y Choudrie (2015) puntualizan que la capacidad de
innovar continuamente es esencial para el éxito de las pymes, mientras que Bravo, León y Se-
rrano (2014) creen que la innovación garantiza la flexibilidad estratégica que requiere toda em-
presa para adaptarse a los retos de las dinámicas y preferencias cambiantes de los mercados.
Incluso, en un estudio realizado por el Business Monitor Latin America (BMLA) a los líderes em-
presarios de las pymes de la región, se precisó que para 30 % de ellos la innovación era uno de
los factores más desafiantes para el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas de sus
países. A pesar de ello, y producto del ambiente de crisis mundial, solo 14 % de estos empre-
sarios considera como prioritario invertir en investigación, desarrollo y generación de nuevos
productos (BMLA, 2013), lo que refleja falta de interés por generar innovación en las empresas.
Es evidente, por tanto, que las pymes necesitan estrategias para ser competitivas, satisfacer
las demandas del mercado y lograr mantenerse en ellos. En este sentido, existe un acuerdo
entre investigadores, académicos y profesionales al considerar a la innovación como la prin-
cipal fuente de ventaja competitiva en las empresas (Davis, 2013; Koonj y Hui, 2011; López,
Maldonado, Pinzón y García, 2016; Rosdi y Kok, 2010; Tzokas, Kim, Akbar y Al-Dajani, 2015),
dado que juega un papel esencial en la promoción del crecimiento y la productividad (Esteve y
Rodríguez, 2014; Sambharya y Lee, 2014; Sánchez, García y Mendoza, 2015).
LA INNOVACIÓN EN MéxICO
México es un país que concibe la innovación como un elemento trascendente y de vinculación
que permitirá el incremento productivo y competitivo de los sectores de producción y de ser-
vicios. Por eso, el 12 de junio de 2009 se publicó en el Diario Oficial de la Federación un de-
creto que modifica diversas disposiciones de la Ley de Ciencia y Tecnología, como la creación
del Comité Intersectorial para la Innovación, instancia especializada del Consejo General de
Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación, que tiene como responsabilidad
diseñar y coordinar la operación de la política pública en materia de innovación. Entre sus facul-
tades está el aprobar el Programa Nacional de Innovación (PNI) e informar al Consejo General
los resultados conseguidos.
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