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ESTRATEGIAS ORGANIZACIONALES E INNOVACIÓN TECNOLÓGICA
Al respecto, López, Montes y Vázquez (2012) consideran que la capacidad de innovación es una
habilidad dinámica que tiene la empresa no solo para concebir y transformar el conocimiento,
sino también para aplicarlo de forma rentable en nuevos productos o procesos productivos. En
otras palabras, la innovación es producto de un conocimiento que debe ser adquirido, asimila-
do, transformado y utilizado con fines comerciales, lo cual se conoce como capacidad de ab-
sorción (Rai y Prakash, 2016; Tzokas, Kim, Akbar y Al-Dajani, 2015; Zhixiong y Yuanjian, 2010).
En este sentido, González y Hurtado (2014a) afirman que para que las empresas logren una
mayor competitividad por medio de la innovación se debe fomentar el intercambio de cono-
cimientos y la presencia de relaciones de cooperación basadas en el conocimiento. Por esta
razón, las empresas deben desarrollar sus capacidades de innovación buscando la forma de
generar e integrar el conocimiento, es decir, a través de su propia capacidad de absorción, lo
cual conduce a procesos de innovación efectivos. Al respecto, Tzokas, Kim, Akbar y Al-Dajani
(2005) creen no solo que la capacidad de absorción aumenta la frecuencia y la velocidad de las
innovaciones, sino también que las empresas con mayor capacidad de absorción tienen mejor
rendimiento innovador.
El PNI de México incluye un diagnóstico de la innovación en las empresas del país, y menciona
que una de las debilidades del pilar 2 (generación de conocimiento con orientación estratégica)
y del pilar 3 (fortalecimiento a la innovación empresarial) se halla en la baja capacidad de absor-
ción tecnológica en la inmensa mayoría de las pymes, vinculando también los resultados de la
innovación con la capacidad de absorción (PNI, 2011).
Pero ¿qué es la capacidad de absorción? Este concepto fue introducido por Cohen y Le-
vinthal en un artículo publicado en 1990 con el fin de comprender mejor el aprendizaje
organizacional en las empresas. Para estos autores es la capacidad no solo de reconocer
el valor de la nueva información externa, sino también de asimilarla y aplicarla con fines co-
merciales (Chen y Xu, 2010; Jimenez, Angelov y Rao, 2010; Junni y Sarala, 2013; Kotabe,
Xiangwen y Murray, 2011; Patel, Kohtamäki, Parida y Wincent, 2014; Rodríguez y Brown,
2012; Vega, Gutiérrez y Fernández, 2009).
Para Flor, Oltra y García (2011) la capacidad de absorción constituye uno de los procesos de
aprendizaje fundamentales en una empresa porque es un factor crítico para su supervivencia,
para aprender y para solucionar sus problemas (González y Hurtado, 2014b).
Ahora bien, cabe destacar que cuando este concepto se puso en boga (entre 1990 y 2005) su
enfoque se dirigía principalmente hacia las grandes empresas, pero a partir de 2006 ha habido
un creciente interés en la inclusión de las pymes en estos estudios, dado el aumento en su
importancia para la economía mundial (Jiménez, Angelov y Rao, 2010).
En definitiva, la innovación es un requisito básico para que las pymes logren enfrentar con éxito
sus problemas y ser competitivas en el mercado. De hecho, un mecanismo para coadyuvar
en esta tarea se halla en el uso de estrategias que permitan desarrollar la propia capacidad
de absorción del conocimiento. Algunas de estas son las señaladas por Valentim, Verrissimo y
Franco (2015), quienes identificaron y categorizaron las prácticas de 260 pymes portuguesas.
Las prácticas para evaluar los factores de análisis de la capacidad de absorción fueron realiza-
das a través de tres dimensiones y cuatro factores.
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