Page 72 - La investigación como vínculo enter educación y sociedad
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En ocasiones, el desempeño del rol del cuidador conlleva síntomas como malestar, estrés y
deterioro, ligados al hecho de proporcionar asistencia durante un periodo indeterminado y sin
descanso probable. A esta sintomatología se le conoce con el nombre de sobrecarga. Al pre-
sentarse sobrecarga de manera prolongada o intensa se suelen sumar otras anomalías más a
las ya mencionadas: desajustes físicos, psicológicos y sociales, que repercuten en las activida-
des sociales, de ocio, intimidad y equilibrio emocional del cuidador, lo cual lleva a desarrollar el
llamado síndrome de carga del cuidador. Este último se ha asociado con problemas de sueño,
irritabilidad, altos niveles de ansiedad, resentimiento hacia la persona que cuida. En muchas
ocasiones, además, se ha asociado con la aparición de síntomas depresivos en el cuidador.
Por lo tanto, es importante identificar y tratar a tiempo este padecimiento con la finalidad de
mejorar la calidad de vida de los cuidadores y de los pacientes a su cargo.
DISCaPaCIDaD eN el muNDO y eN méxICO
A lo largo del tiempo se han utilizado diferentes términos para denominar a las personas con
discapacidad; desde deficientes y minusválidos hasta personas con capacidades diferentes.
Hoy en día, la mayoría de ellos se encuentran fuera del ámbito científico, y en ocasiones, en
otras esferas, son usados indiscriminadamente como sinónimos pese a que tienen significa- LA INVESTIGACIÓN COMO VÍNCULO ENTRE EDUCACIÓN Y SOCIEDAD
dos distintos (OMS, 2001). Por lo anterior, se han propuesto dos diferentes modelos concep-
tuales, los cuales intentan explicar y entender a la discapacidad: el modelo médico y el social.
El modelo médico concibe a la discapacidad como un problema de la persona, producto de
una enfermedad, trauma o condición de salud, y que requiere de cuidados médicos; mientras
que el modelo social considera a la discapacidad como un fenómeno producto de un proble-
ma de origen social, centrado en la integración de la persona a la sociedad, esto es, que la
discapacidad no es un atributo de la persona, sino un conjunto de condiciones mediadas por
el contexto o el entorno social en el que se desenvuelve (OMS, 2001). Tomando en cuenta
ambos modelos, la OMS, a través de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la
Discapacidad y de la Salud (CIF), ha definido a la discapacidad como el término genérico que
incluye déficits, limitaciones en la actividad y restricciones en la participación, que indican los
aspectos negativos de la interacción del individuo y sus factores contextuales (OMS, 2001).
Se estima que, en el mundo, más de 1000 millones de personas viven con algún tipo de dis-
capacidad, es decir, cerca de 15 % de la población mundial. Entre estas personas, según la
Encuesta Mundial de Salud (OMS, 2011), cerca de 200 millones tienen dificultades muy sig-
nificativas en el funcionamiento (discapacidad grave). En las últimas tres décadas, asimismo,
se ha observado que la discapacidad va en aumento debido a que, por un lado, la población
envejece y, por el otro, cada vez más personas padecen de enfermedades crónicas como la
diabetes, enfermedades cardiovasculares, el cáncer y diferentes trastornos psiquiátricos. 51