Page 26 - MANEJO DEL MIEDO JUVENIL: AFRONTAMIENTO ANTE LA VIOLENCIA E INEFICACIA SOCIAL
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Desde la década de los ochenta, se ha advertido, respecto al proceso de desintegración
en una comunidad, como resultado del miedo al crimen.
En el ámbito de la investigación psicosocial, la represión política y social permanente, es
una forma de victimización criminal, que implanta en la población el terror, que afecta la
cohesión social, debilitándola, y haciéndola más proclive a ser sometida por el agente
del terror (Suárez-Orozco, 1990).
La intervención, desde la política criminal, debe considerar los diferentes factores que
se asocian a cada tipo de miedo, teniendo en cuenta que, aunque no suele encontrarse
relación directa entre tasas reales de victimización y el temor al delito, la victimización,
sí podría tener un efecto indirecto, al relacionarse con un mayor miedo concreto, y éste
con un mayor miedo difuso.
La disminución de la participación en los eventos y actividades que organiza la ciudad, la
intolerancia en el respeto a la diversidad social y cultural entre los habitantes, el descuido
en la limpieza y mantenimiento voluntario de los ciudadanos hacia el aseo de espacios
públicos; así como, el incumplimiento de las normas de peatones y tránsito, son vesti-
gios de la presencia de altas tasas de miedo difuso.
En la siguiente sección, se citan algunos elementos que han sido ampliamente estudia- MANEJO DE MIEDO JUVENIL: AFRONTAMIENTO ANTE LA VIOLENCIA E INEFICACIA SOCIAL
dos como factores, que guardan correlatos a una adaptación negativa a la adversidad y
que resultan en un afrontamiento negativo como es el caso de la impulsividad, el estrés,
la agresión, la indefensión; ya que, son sufrimientos morales que suelen ser vividos siem-
pre como experiencias adversas y aversivas.
Afrontamiento en jóvenes y emociones asociadas: inhibidores de una
adaptación positiva.
En la adolescencia como en el transcurso vital del ser humano hay circunstancias nue-
vas, cambiantes, a las que es preciso adaptarse, si se quiere atender a las necesidades
propias. Desde el año 472 a. de J.C. Esquilo, en su afamada tragedia, los persas, refería
que “La naturaleza dio a los humanos por patrimonio las adversidades” (Sánchez-Planell
y Prats-Roca, 2004), la adversidad surge ajena al control humano, lo interesante resulta
del modo en que el sujeto la percibe y reacciona ante ella, “la adversidad comienza a
serlo en cuanto subjetiva, percibida y experimentada” (p 42).
Sarah Margarita Chávez Valdez // Leticia Ríos-Velasco Moreno