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ÉTAT DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LAS RELACIONES FAMILIARES

existencia de asociaciones entre los ciudadanos que se unen en grupos con el fin de organizar
los intereses de sus agregados, y establecer unas pautas para influir en la política de gobierno;

estas organizaciones se encargan de representar las diferentes ideologías, principios, intereses

y demás de la población, de allí que existan partidos que defienden y centran sus acciones en

diferentes ámbitos.

Los partidos como organizaciones de los ciudadanos libres para expresarse

democráticamente, se ha establecido como una máxima en las constituciones occidentales, a

pesar de las innumerables críticas que se les han realizado. Por el ejemplo la carta magna de

Colombia dice en el artículo 107: “Se garantiza a todos los nacionales el derecho a fundar,
organizar y desarrollar partidos y movimientos políticos, y la libertad de afiliarse a ellos o de

retirarse.”

Ahora bien, el tema de los partidos políticos como posibles forjadores de una

Democracia Representativa es víctima de inconformidades. Esta situación parece agravarse
más en el contexto colombiano, dado que el pasado histórico de los partidos políticos propio

de Colombia. La pugna “oficial” entre liberales y conservadores que data desde mediados del

siglo XIX, desangró nuestra política nacional, y hoy todavía, hay una fundamentada

desconfianza a los partidos tanto tradicionales, como a los partidos “fantasmas” que surgen
solamente para lograr candidaturas.

Entonces, se debe concebir a los partidos políticos dentro de dos ámbitos: uno, en

una praxis política, referente a la selección de los candidatos que los particulares podrán elegir

en los comicios; y el otro ámbito, en encauzar las opiniones de los ciudadanos que se verán
reflejadas como participación de los ciudadanos en la política. Pier Zampetti (1969) ya

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