Page 137 - Transferencia de conocimiento y sistemas de innovación para el desarrollo sustentable
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TRANSFERENCIA DE CONOCIMIENTO
Y SISTEMAS DE INNOVACIÓN PARA EL
DESARROLLO SUSTENTABLE
Del panorama anterior se establecen tres puntos: 1) pese a los costos ambientales, humanos
y económicos que el aumento de la temperatura provoca en la sociedad mundial, el régimen
internacional del cambio climático no está funcionando del todo; 2) aun con un plan colectivo
para reducir los desastres naturales, estos no se han podido detener, así como tampoco los
costos (humanos, sociales y económicos); y, 3), es evidente que los impactos ambientales
complican los problemas actuales, pues los costos monetarios para restablecer los daños im-
piden que los montos económicos de la administración pública sean aplicados en problemas
actuales como, por ejemplo, reducir la pobreza, mejorar la educación, fortalecer la infraestruc-
tura productiva y establecer medidas preventivas para riesgos ambientales, entre otros. En
otras palabras, los desastres obstaculizan el desarrollo de la sociedad que, desde los 90, se
busca que sea sustentable.
En el 2015, estos mismos acuerdos se actualizaron. Por un lado, se estableció el Acuerdo de
París, cuyo objetivo principal es impedir que la temperatura del planeta aumente 2o C y donde
se propuso un monto económico de 100 mil millones de dólares anuales para lograrlo (Acuerdo
de París, 2015). Asimismo, durante la Conferencia Mundial sobre la Reducción del Riesgo de
Desastres, en Japón, se generó el Marco para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-
2030, el cual estableció el siguiente objetivo:
Prevenir la aparición de nuevos riesgos de desastres y reducir los existentes implementando
medidas integradas e inclusivas de índoles económica, estructural, jurídica, social, sanitaria, cul-
tural, educativa, ambiental, tecnológica, política e institucional que prevengan y reduzcan el gra-
do de exposición a las amenazas y la vulnerabilidad de los desastres, aumenten la preparación
para la respuesta y la recuperación y refuercen de ese modo la resiliencia (ONU, 2015, p. 12).
Aunque los objetivos de los nuevos acuerdos parecen viables y necesarios, resulta difícil creer
en su cumplimiento, debido a que los anteriores convenios no fueron cumplidos. De esta falta
de concreción de acuerdos, se desprendió un clima de incertidumbre, inseguridad y desconfian-
za hacia la cooperación internacional y la puesta en práctica de los compromisos ambientales.
Actualmente, la situación se ha complicado. En 2016, de manera consecutiva, siete meses
rompieron récord como los más calientes que se hayan registrado desde 1880 (NASA, 2017).
Mientras, el Banco Mundial (BM) –con el apoyo de científicos del Instituto de Potsdam para la
Investigación del Cambio Climático (PIK, por sus siglas en alemán) – señaló la alta probabilidad
que existe de que la temperatura del planeta aumente 4 oC si no se establecen las medidas
adecuadas para frenarla (BM, 2014).
A su vez, en el informe Marco para la Reducción de Riesgo de Desastres 2015-2030, se señaló
que “en todos los países, el grado de exposición de las personas y los bienes ha aumentado
con más rapidez de lo que ha disminuido la vulnerabilidad” (ONU, 2015, p. 10). En otras pala-
bras, en diez años, el riesgo se ha incrementado.
En suma, para la segunda década del siglo XXI el desafío del cambio climático ha aumentado
y con él los riesgos. Los objetivos para hacerle frente han cambiado, pero no la manera de re-
solverlo. Es decir, la resolución del problema sigue estando en manos de los regímenes interna-
cionales (compuesto por los organismos internacionales, Estados, corporaciones económicas,
instituciones y gobiernos locales). Esto es lo indicado, pues los males públicos globales deben
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