Page 140 - Transferencia de conocimiento y sistemas de innovación para el desarrollo sustentable
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TRANSFERENCIA DE CONOCIMIENTO
Y SISTEMAS DE INNOVACIÓN PARA EL
DESARROLLO SUSTENTABLE
En la gráfica 1 se pueden observar las emisiones de dióxido de carbono que los seres humanos
han generado en los últimos 43 años. Se observa que, pese a que –en términos generales– la
curva es empinada positivamente, también se presentan lapsos de emisiones constantes e,
incluso, caídas que, si se miran con detenimiento, coinciden con los periodos de recesión o
crisis económicas mundiales.
En 1971 las emisiones de dióxido de carbono fueron 13 mil 942 millones de toneladas; en
2014 fueron 32 mil 381 millones de toneladas, lo que significa que presentaron un crecimiento
promedio anual de 2 %. Ahora bien, lo que genera el cambio climático es la acumulación de los
GEI. En este sentido, en cuatro décadas, la concentración de GEI por las actividades humanas
fue de 961 mil 642 millones de toneladas. Al mismo tiempo, no se debe perder de vista que,
a partir de 1990 y hasta 2014, la curva tiene una inclinación mayor, hecho que coincide con la
globalización y el surgimiento de nuevas potencias económicas como China e India.
Las actividades humanas que generan los GEI son: el consumo energético (69 %); la defores-
tación de los bosques y selvas (14 %); la agricultura (11 %); y los procesos industriales (6 %),
entre otros (IEA, 2014). Es decir, todas estas son actividades que permiten el bienestar de
la población, generar desarrollo económico, satisfacer de la demanda de consumo y generar
alimentos, entre otros beneficios.
Es en este sentido –para resolver el problema del deterioro ambiental, aparentemente–, se ten-
drían que reducir los niveles de bienestar social y económicos. Por lo anterior, para establecer
un modelo que considere a ambos y que continúe el desarrollo de la humanidad, se propuso,
desde los 80, el desarrollo sustentable: satisfacer las necesidades del presente procurando
que las generaciones futuras satisfagan sus propias necesidades.
Actualmente no solo los grupos científicos y académicos arguyen la necesidad de poner freno
a las emisiones de GEI, pues otros organismos internacionales con un enfoque económico,
como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Foro Económico Mundial (FEM), han expre-
sado su preocupación y han lanzado iniciativas para atender el asunto.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) afirma que “si no se
pone freno a las emisiones de gases de efecto invernadero, el cambio climático generará ries-
gos potencialmente catastróficos a la economía y a la sociedad” (2007, p. 2).
El FEM, en su reporte anual de riesgos globales, ha incluido el cambio climático como un riesgo
global, tanto en la clasificación de probabilidad como en la de impacto. Lo alarmante es que
este influye negativamente en otros riesgos, como los fenómenos meteorológicos extremos,
las catástrofes naturales, las crisis del agua, inestabilidad social y la pérdida de biodiversidad
(2015). Es decir, los principales riesgos que se presentan en la sociedad actual pueden verse
magnificados por el cambio climático.
Mientras, el FMI presentó cinco razones para preocuparnos del cambio climático: a) Los costos
de los desastres naturales; b) el deshielo de los polos que incrementa el riesgo para los países
con zonas costeras; c) el temor de llegar a un punto de inflexión grave, que acelere el mismo
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