Page 25 - LA INVESTIGACIÓN: CUANDO PARA RESOLVER UN PROBLEMA, ANTES HAY QUE CREARLO
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La investigación: cuando para resolver un problema, antes hay que crearlo





               eventos sociales y culturales. Aun así, Ponce se aferró a las oportunidades expresivas que brindaba
               la música popular:

                     En 1912, Ponce vivía una de sus épocas de mayor creatividad y emprende su labor naciona-
                     lista armonizando cantos y melodías populares para piano y para piano y canto sin dejar de
                     componer obras de su propia inspiración que manifiestan influencias de autores del romanti-
                     cismo como Franz Schubert o Robert Schumann, pero el compositor mexicano ya era dueño
                     de sus propios recursos creativos y a pesar de su admiración por los maestros alemanes logra
                     que sus propios Lieder mantengan su sabor de canción romántica mexicana, congruente con
                     su idea del Nacionalismo Musical (Díaz Cervantes y Díaz, 2013, p.147).



               En efecto, Manuel M. Ponce —además de tener una producción muy generosa— fue un gran in-
               vestigador y promotor de la música mexicana y colaboró en crónicas y artículos de gran valor, así
               como en periódicos y publicaciones académicas, como lo señalan Sánchez Usón, Carvajal, Castillo
               y Ponce (2016):

                     Fundó y dirigió tres revistas musicológicas ineludibles: Revista Musical de México (Ciudad de
                     México 1919-19209), Gaceta Musical (París, 1928-1929) y Cultura Musical (Ciudad de México
                     (1936-1937). Concluyó los volúmenes Escritos y composiciones musicales (1917) y Nuevos
                     escritos musicales publicado póstumamente el 3 de noviembre de 1948 (p. 268).






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               Manuel M. Ponce fue un entusiasta educador en el ámbito de la música. Según  Tello (2009), “en
               1920 propone la enseñanza obligatoria de la música en escuelas primarias y asume como actividad
               muy personal el arreglo de canciones tradicionales. Vasconcelos se convence y le encarga a un di-
               rector de orquesta y a Ponce esta tarea” (p. 210).

               La labor de Ponce como pedagogo fue de gran importancia y por esta razón dedicó parte de su
               creatividad ofreciendo una colección de 20 piezas fáciles que llevan el subtítulo Para los pequeños
               pianistas mexicanos. Estas abarcan los tipos representativos de la música del pueblo mexicano, sín-
               tesis del indio y del español. En los temas indígenas (de la número 1 a la 6, es decir, Canción de los
               tamales, Danza yaqui, Los xtoles, Danza de la lluvia, Canción de la lluvia y Danza de los Tecuanes)
               se encuentran melodías pentáfonas de los mayas, yaquis y huicholes que se alejan de la tonalidad
               clásica.

               Las piezas que siguen contienen armonías propias del mestizaje: por ejemplo, la Canción campesina
               (n.° 7) está tratada en forma de variación, mientras que Cielito lindo (n.° 8) y Las mañanitas (n.° 9)
               están escritas con un contrapunto invertible. Yo no sé que decir (n.°10) es una danza popular que
               data de 1880. La pasadita (n.°11) es una canción que estaba en boga hacia 1846. La Sandunga (n.°
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