Page 136 - La investigación en instituciones de educación superior en México
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turaleza que conduzcan a la sustentabilidad política, económica y ecológica (Semarnat, 2006).
                  Esta perspectiva se explica en gran medida por el hecho de que en México, como en el resto
                  de América Latina, la educación ambiental tuvo un inicio tardío con respecto a los países del
                  norte, a saber, una diferencia de al menos una década, pero con particularidades propias
                  ligadas a la realidad de los complejos problemas sociales, económicos y políticos que histó-
                  ricamente han aquejado a la región (González, 2000). Por esta razón, la educación ambiental
                  se percibe más allá del ámbito meramente educativo, para considerarse un medio capaz de
                  transformar la realidad latinoamericana. Esto es, se concibe como una educación centrada en
                  la comunidad y en la búsqueda de esquemas alternativos de desarrollo endógeno en función
                  de las necesidades y las aspiraciones de cada sociedad humana y de sus particularidades am-
                  bientales. Detrás de esto está la concepción de que los problemas ambientales no tienen su
                  origen en la abundancia de recursos y en el derroche de los mismos, sino en la insatisfacción
                  de las necesidades básicas (González, 2000).

                  La educación ambiental se visualiza, en consecuencia, como una práctica social crítica (Caride
                  y Meira, 2000b): asume la educación como un proceso de análisis crítico de las realidades
                  ambientales, sociales, económicas, políticas e institucionales con el fin de transformarlas. Ade-
                  más, no solo se concentra en la conservación del entorno, la concientización de las personas
                  o el fomento de conductas proambientales, sino que su objetivo tiene que ver con cambiar la
                  estructura y la organización de las sociedades humanas para generar esquemas alternativos
                  de desarrollo. En suma, la ambiental es una educación orientada a la acción y al cambio social,
                  pertinente y relevante, acorde a los retos que implica la globalización y la nueva sociedad del
                  conocimiento (Tedesco, 1999).
                  Aunado a lo anterior, esta disciplina debe ser una que considere la complejidad de la crisis     La investigación en instituciones de educación superior en México
                  ambiental y del ser humano en su devenir histórico como individuo, como sociedad y como es-
                  pecie, que propicie esquemas mentales de análisis, de interpretación y de comprensión de la
                  realidad compleja (Morin, 1999), incluyendo las contradicciones, los conflictos y los problemas
                  inherentes a la naturaleza social de la crisis ambiental, así como la confrontación de grupos
                  de interés, de necesidades y de tendencias sociales (Caride y Meira, 2000b). Para ello, debe
                  propiciar el uso consciente y activo de los aparatos que acumulan la información y el conoci-
                  miento, con una formación en valores que promuevan la voluntad de ser y de hacer, orientada
                  hacia la acción social responsable y comprometida. Finalmente, debe enfatizar iniciativas am-
                  bientales a partir de la base local, en términos de un desarrollo comunitario que permita articu-
                  lar esquemas alternativos de desarrollo en un contexto de participación, de empoderamiento
                  y de desarrollo endógeno.

                  Esta perspectiva se ubica dentro del discurso ambiental que Hopwood et al. (2005) denomi-
                  nan de transformación, ya que tiene por objetivo propiciar un cambio radical en la estructura
                  social y buscar esquemas alternativos de desarrollo que no estén basados en la explotación
                  económica del ser humano o de la naturaleza, prácticas propias del sistema capitalista. De
                  esta manera, se considera que la educación ambiental debe perseguir los siguientes objetivos
                  (Meira, 2006):                                                                             116
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