Page 131 - LA INVESTIGACIÓN: CUANDO PARA RESOLVER UN PROBLEMA, ANTES HAY QUE CREARLO
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La investigación: cuando para resolver un problema, antes hay que crearlo
Concluidos los referentes teóricos, se describe la aproximación al método de colecta, análisis y
procesamiento de datos, con especial énfasis en las características del instrumento empleado, así
como en las dimensiones exploradas, sin dejar de señalar las características generales de la pobla-
ción estudiada.
Posterior a ello, se ofrece el apartado de discusión de resultados, donde se revelan las principales
áreas de oportunidad detectadas como insumo para utilizar en los procesos de mejora continúa.
Al final, las conclusiones recapitulan el tema central y la importancia de considerar estos resultados
como aporte básico de planeación de acciones académicas, impostergables para atender los desa-
fíos que aquí se describen.
reVISIóN De lIteratura
Los hábitos de estudio que desarrolla una persona involucran métodos y estrategias que suelen uti-
lizar de forma cotidiana para abordar contenidos de aprendizaje. Estos exigen esfuerzo, dedicación
y disciplina, sin ignorar las expectativas y motivaciones que genera el deseo de aprender (Elizalde,
2017). De acuerdo con Cartagena (2008), los hábitos de estudio son aquellos métodos y estrategias
que con regularidad emplea un estudiante para asimilar unidades de aprendizaje, lo cual también
implica su disposición para evitar distracciones, su atención a materiales específicos y, en general, el
esfuerzo que empeña a lo largo de todo el proceso de aprendizaje.
130 Lo anterior se condensa en un conjunto de habilidades de trabajo intelectual que capacitan al sujeto
para una mejor y más fácil asimilación, transformación y creación de valores culturales, aunque con
una precisión: las técnicas de estudio constituyen el conjunto de procedimientos que el individuo
emplea para llevar a cabo un aprendizaje eficaz, mientras que los hábitos de estudio aluden a la
práctica cotidiana de dichas técnicas (Fernández, 1988). Debido a ello se puede afirmar que las
estrategias de aprendizaje se debieran enseñar de manera conjunta con las otras disciplinas involu-
cradas en los planes de estudio (Monereo, 2008).
Esta concepción supera la idea de que el aprendizaje está limitado a contextos formales, institu-
cionalizados y regulados, de ahí que debería ser valorado como una facultad desarrollada en situa-
ciones de la vida diaria (Castillo y Palomo, 2008). Por ende, es necesario fomentar en los alumnos
competencias que involucren procesos de pensamiento y autorregulación eficientes, pues indepen-
dientemente del campo del conocimiento de que se trate, se puede asegurar que existe una cons-
tante en los estudiantes que consiguen mejores rendimientos. Esto significa que no solo se debe
poseer una gran cantidad de conocimiento sobre una disciplina, sino que también se deben desarro-
llar estrategias cognitivas y autorregulatorias que apoyen ejecuciones exitosas, adquiridas con base
en experiencias previas (Castañeda y Ortega, 2002). En concordancia con esta idea —y de acuerdo
con Allgood, Risko, Álvarez y Fairbanks (2000) citados por Pérez, Valenzuela, Díaz, González y Núñez
(2013)—, la autorregulación y la actividad de estudio constituyen competencias que deberían aplicar