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ESTRATEGIAS ORGANIZACIONALES E INNOVACIÓN TECNOLÓGICA
expuesto anteriormente, es posible afirmar que la liberalización financiera mexicana tuvo varias
limitaciones, las cuales sembraron las semillas de la crisis de 1994-1995. Algunos autores
como Montes-Negret y Landa (1999), Aspe (1993) y Edwards (1997b) sugieren que varias re-
formas fueron omitidas durante el proceso, las cuales eran esenciales para una liberalización
financiera exitosa. Por ejemplo, Edwards (1997b) argumenta que antes de que se iniciara el
proceso de liberalización financiera, se debieron realizar mejorías en la estabilización de la
economía, especialmente en las finanzas públicas. Sin embargo, el proceso de liberalización
financiera continuó, a pesar de las deficiencias expuestas anteriormente.
CRISIS FINANCIERA MExICANA
Para conocer las causas y elementos que originaron las crisis financieras o de balanza de
pagos a lo largo de las últimas tres décadas se han desarrollado diferentes modelos teóricos
clasificados en dos grupos denominados de primera generación y de segunda generación6.
Los de primera generación (Flood y Garber, 1984; Krugman, 1979) se centran en el papel que
tienen los fundamentales económicos y financieros como causantes de una eventual crisis.
Este tipo de modelo supone que existe una incompatibilidad entre la política cambiaria (basada
en un tipo de cambio fijo) y las políticas fiscales y monetarias. Esta inconsistencia, por tanto,
ocasiona un cambio en los fundamentales (disminución de las reservas internacionales, incre-
mento del gasto público y déficit de cuenta corriente), lo cual genera un ataque especulativo.
Estas crisis explican los acontecimientos que se presentaron a inicios de 1980 en América
Latina y en 2001 en Argentina.
Los modelos de segunda generación (Obstfeld, 1994, 1996) surgen de la necesidad de explicar
las crisis que no son causadas por el deterioro de los fundamentales. Por ejemplo, las nuevas
situaciones que se dieron con la crisis del Sistema Monetario Europeo en 1992-1993 y la crisis
de México de 1994 mostraron patrones distintos a las crisis anteriores. Por ello, estos modelos
incluyen nuevas variables (los altos tipos de interés, el nivel de desempleo, la desaceleración
del crecimiento o un evento político) como detonantes (triggers) de las crisis cambiarias. Los
modelos de segunda generación se basan en que la crisis de balanza de pagos o cambiaria
puede ocurrir o no con fundamentales medianamente saneados. Pero un cambio súbito en
las expectativas de los agentes privados provoca un ataque especulativo que dará lugar a una
crisis. A diferencia de los modelos de primera generación, en donde la crisis es resultado de
la mala gestión del gobierno, en los de segunda generación son los mercados, a través de los
agentes privados, los que detonan la crisis.
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Existe una amplia literatura sobre las causas y efectos de la crisis mexicana de 1994-1995.
La mayoría de los estudios coinciden en que la rápida liberalización de la cuenta de capitales
y la forma en la que opera el sistema financiero internacional (a través de las expectativas de
los agentes privados y de la estructura temporal de la demanda) fueron determinantes en el
6 después de la crisis asiática a mediados de los noventa y la necesidad de explicar dichos acontecimientos, surgen nuevos
modelos que algunos autores denominan como de tercera generación. Sin embargo, estos modelos pueden considerarse como
versiones más completas de las ideas principales de los modelos de segunda generación (Olivié, 2005). Para comprender algu-
nas de las características de estos modelos, ver Cerón (2008), Requeijo (2006) y Krugman (2001).
7 Para diferentes enfoques de los modelos de segunda generación, véase Chang y Velasco (1998) y Cole y Kehoe (1996). Para un
análisis sobre las diferencias entre los modelos de primera generación y segunda generación, ver Olivié (2005), García y Olivié
(1999), bajo (2002) y herrarte, Medina y Otero (2000).
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