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INtRODuccIóN

La crisis ambiental es posiblemente uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad en
el presente siglo. El cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, el deterioro ambiental, las
emergencias producto de los desastres naturales, la escasez de agua, entre otros problemas,
constituyen una realidad cotidiana que está modificando los patrones de vida actuales y que
compromete las expectativas de vida de las generaciones futuras. Aún más: constituye una
problemática compleja sin precedentes en la historia del mundo, que puede llegar a arriegar
la continuidad misma de la humanidad en el planeta. Sin duda la manera cómo se afronte la
crisis ambiental será decisiva para determinar la calidad de vida a la que pueden aspirar las
generaciones presentes y las posibilidades de vida de las generaciones futuras. El margen de
acción, sin embargo, no es muy amplio. Los especialistas estiman que en cuestión de décadas
podemos llegar al punto en el cual las alteraciones ambientales sean irreversibles (Leadley et
al., 2010).

Para poder transitar hacia nuevas formas de convivencia social y con la naturaleza se requiere,
en primera instancia, de una estrategia de educación y comunicación que permita a la socie-
dad conocer y comprender la gravedad de los problemas ambientales y actuar en consecuen-
cia sobre una base individual y colectiva. Con este objetivo, desde hace más de dos décadas
se han instrumentado en México diferentes propuestas para integrar la educación ambiental
como componente esencial y permanente del sistema educativo nacional. Se pretende que los
mexicanos, a su paso por los diferentes niveles educativos, adquieran una formación ambien-
tal que los motive a participar de manera activa y comprometida en la prevención y solución
integral de los problemas del medio ambiente.

La crisis ambiental da cuenta de que la actividad humana está ejerciendo una presión tal
sobre la Tierra que ya no puede darse por seguro que los ecosistemas puedan mantener la
capacidad para sustentar a las generaciones futuras (Programa de las Naciones Unidas para
el Ambiente [PNUMA], 2005). Por ejemplo, la mitad de los bosques tropicales y templados del
mundo ha desaparecido; tres cuartas partes de las pesquerías del mundo se han agotado o
se explotan a su máxima capacidad; gran parte de las tierras agrícolas está muy deteriorada,
y las actividades humanas incorporan cada año alrededor de 3500 millones de toneladas de
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carbono a la estratósfera, lo que origina un cambio climático sin precedentes en la historia del
planeta (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales [Semarnat], 2006).

En este contexto, México enfrenta de forma particular un deterioro generalizado de la base de
sus recursos naturales debido, principalmente, a la expansión de las actividades productivas
agrícolas, ganaderas, forestales y pesqueras, las cuales se han desarrollado con miras a ob-
tener el mayor retorno económico posible sin considerar los daños ocasionados al ambiente y
los impactos sociales y económicos, así como la permanencia de la producción en el tiempo
(Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad [Conabio], 2006). Este
109 enfoque ha hecho que la sustentabilidad sea posiblemente el mayor desafío que enfrenta
México hoy en día (Semarnat, 2006). Se requiere, por lo tanto, de una sociedad que tenga las
competencias para enfrentar este reto y encontrar soluciones.