Page 130 - La investigación en instituciones de educación superior en México
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Ahora bien, la educación ha sido desde siempre el medio por excelencia para propiciar el
cambio social y el perfeccionamiento humano. El camino hacia la sustentabilidad no es la
excepción. Para enfrentar este desafío se requiere necesariamente de una estrategia de edu-
cación que permita al individuo y a la sociedad el análisis crítico e integral de los problemas
ambientales, y de su compleja relación con el esquema de desarrollo que actualmente impera,
el cual está basado en la industrialización y la acumulación de bienes y de capital a través del
libre mercado.
lOS ENFOquES DE lA EDucAcIóN AMBIENtAl
La educación ambiental como disciplina ha seguido un proceso de formación y de conso-
lidación durante los últimos 40 años a través del cual han surgido diferentes enfoques e in-
terpretaciones respecto a su quehacer disciplinario. Su génesis es un recuento histórico del
proceso de integración de los aspectos ambientales como una dimensión más del desarrollo,
y de la manera en la que, paulatinamente, el ambiente se convirtió en una preocupación y en
una demanda legítima de la sociedad para alcanzar una calidad de vida apropiada. Es también
la historia de la conciliación entre dos aspectos: ambiente y desarrollo, que inicialmente se
consideraron opuestos y hasta excluyentes, y que hoy en día, a la luz de la sustentabilidad,
son complementarios e interdependientes (PNUMA, 2000). Como resultado, se ha generado
una gran diversidad de tendencias y enfoques que van desde aquellas que consideran a la
educación ambiental como un medio para difundir información sobre problemas ambientales La investigación en instituciones de educación superior en México
y sus soluciones técnicas hasta las que la conciben como una práctica social crítica orientada
a la acción colectiva y a la transformación social (Nieto, 2008).
Al respecto, Caride y Meira (2000a) reconocen en el desarrollo histórico de la educación am-
biental tres principales enfoques: a) educar para conservar, b) educar para concientizar o sen-
sibilizar y c) educar para cambiar. A continuación se hace una breve revisión de cada uno de
los enfoques mencionados.
EDucAR PARA cONSERVAR
Surge a partir del origen mismo de la educación ambiental como campo emergente de la
pedagogía a finales de los años sesenta y principios de la década de los setenta a partir de la
creciente preocupación de los países industrializados respecto a los impactos derivados de
la contaminación ambiental sobre la calidad de vida (PNUMA, 2000). Publicaciones como La
primavera silenciosa de Rachel Carson (1962), La tragedia de los espacios colectivos de Ga- 110
rret Hardin (1968) y Los límites del crecimiento del Club de Roma (1972) pusieron en la arena