Page 23 - Formación emprendedora, un diagnóstico en educación superior
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Formación emprendedora, un diagnóstico en educación superior                19



                  De acuerdo a Prieto (2014), la palabra emprender tiene su origen en las raíces latinas in (en) y
                  prendere (sostener), brindando la idea de que el emprendimiento puede considerarse como la
                  capacidad de diseñar una idea y, con base en ella implementar un proyecto a través de la iden-
                  tificación de oportunidades.



                  Por su parte Silva (2013), considerando las dos locuciones antes referidas y coincidiendo con
                  Prieto en cuanto a su significado, añade que por extensión y probablemente por influencia del
                  francés entrepeneur e imprenditore referidas al empresario, menciona que este concepto se en-
                  tiende como quien aborda la aventura de un negocio, lo organiza, busca capital para financiarlo
                  y asume todo o la mayor acción de riesgo.


                  Finalmente, respecto al término emprender, Alcaráz (2011) menciona que emprender es un tér-

                  mino que tiene múltiples acepciones, según el contexto en el que se le emplee, en el ámbito de
                  los negocios, el emprendedor es un empresario, es el propietario de una empresa comercial con
                  fines de lucro; para el académico, emprender es un vocablo que denota  un perfil, un conjunto
                  de características que hacen actuar a una persona de una manera  determinada y le permiten
                  mostrar ciertas competencias para visualizar, definir y alcanzar objetivos.


                  Cualquiera que sea el caso, la capacidad emprendedora resulta de una relevancia significativa
                  para el desarrollo económico y por ende social de cualquier comunidad, país o región, dada la ini-
                  ciativa financiera y de acción de quien decide emprender, sobre todo en el contexto de la PyME,
                  mismas que de acuerdo a Quintana (2014) en México aportan el 52 % del PIB, y en las cuales
                  ocho de cada diez empleados  de este país prestan sus servicios.



                  Bajo este concepto, resulta importante que quien así lo decida, cuente con las competencias
                  necesarias para asegurar hasta donde sea posible el éxito de su empresa, y es aquí donde la
                  educación representa un papel de suma importancia. Pero ¿qué competencias es preciso desa-
                  rrollar?



                  Tomando en cuenta la actividad a desarrollar por los emprendedores, el contexto donde estos
                  actores se desenvuelven, y considerando las competencias respecto a los tres saberes base
                  de toda competencia humana se pueden visualizar  (Sáenz y López, 2015) cuatro ámbitos de
                  competencia para el emprendimiento, a saber, Competencias relacionadas con la tarea o trabajo
                  a desarrollar, competencias respecto a las relaciones sociales, competencias respecto a al desa-
                  rrollo de capacidades personales y competencia filosófica y ética. Cada una de ellas, integradas
                  por diversos saberes a desarrollar.
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