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• Los niveles de lípidos sanguíneos tienden a ser altos cuando el nivel de azúcar en la
sangre es elevado. Los niveles sanguíneos elevados de colesterol, sobre todo LDL y
triglicéridos aumenta el riesgo de infarto al corazón; fumar aumenta más el riesgo.
• La presión arterial alta es más común en las personas con diabetes que en el resto de
la población.
El daño a los grandes vasos sanguíneos muestra muy pocos síntomas en una fase temprana, pero puede cau-
sar: una lenta cicatrización de las heridas; una mayor dificultad para recuperarse de las infecciones; calambres
en las piernas, los que pueden desaparecer cuando la persona descansa. Mareos, vértigos e incluso pérdida de
conciencia por cambios en la presión al cambiar de posición (hipotensión ortostática).
El tratamiento precoz de la hipertensión y del colesterol alto, así como de las enfermedades de los vasos sanguí-
neos, puede ayudar a retardar o evitar problemas más graves.
Disminución de la capacidad para combatir las infecciones
El daño a los pequeños vasos sanguíneos producido por la diabetes dificulta el flujo de sangre hacia la piel. El
alto contenido de azúcar en la sangre disminuye la capacidad del sistema que tiene el cuerpo para combatir las
infecciones. En conjunto, estos problemas crean un alto riesgo de infecciones a las personas con diabetes. Las
infecciones pueden ser en la boca, los pies, la vejiga, los órganos femeninos o en cualquier lugar donde haya
una lesión de la piel. En la boca, pueden aparecer enfermedades de las encías y otros problemas dentales. Las
infecciones pueden provocar problemas especialmente graves en los pies particularmente en los dedos.
Recomendaciones para disminuir el riesgo de tener complicaciones crónicas:
• Mantener el nivel de glicemia dentro del rango normal. Importantes centros de investiga-
ción han demostrado que mantener el azúcar en la sangre lo más cerca posible de los
niveles normales, constituye una importante protección frente a las complicaciones de la
diabetes en el mediano y largo plazo. El autocontrol permite conocer el nivel de glicemia
en forma frecuente.
• En el diabético está especialmente indicado mantener la presión arterial bajo 130 mm Hg
de sistólica y 85 mm Hg de diastólica.
• Mantener el peso dentro del rango de normalidad. En personas con sobrepeso, se ha
observado que aún con bajas ligeras, por ejemplo de 4 kg, ya se observan cambios po-
sitivos en el control metabólico.
• Realizar medición por lo menos una vez al año de colesterol total, lipoproteínas de alta
densidad (HDL), LDL y triglicéridos.
• No fumar
• Realizar actividad física diariamente (por ejemplo caminar 30 minutos diarios) para ayu-
dar a la circulación.
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