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Y utilizando la frase de Domingo Faustino Sarmiento (1842): “Puede juzgarse el grado de civi-
lización de un pueblo por la posición social de las mujeres”. Sin duda es curioso notar cómo
este escritor chileno del siglo XIX consideraba fundamental para la evolución social de un
pueblo el trato hacia las mujeres, lo que quiere decir que es imprescindible una transformación
cultural en aras de lograr una evolución y un nuevo estado dentro de nuestra sociedad, donde
la mujer no sea desestimada en situaciones educativas ni relegada a posiciones inferiores de
mando y, a su vez, tenga la posibilidad de acceder a las distintas opciones que se tienen en el
espacio laboral, profesional y político.

}Así, pues, la pregunta es la siguiente: ¿cómo puede hacerse ese cambio de estereotipos
culturales para lograr una equidad de género?
Para arribar a una posible respuesta se cree necesario recurrir a la definición de género que
establece Dolores M. Martínez (2012):

El género puede ser considerado una construcción social que conjun-
ta en un sistema las ideas, las creencias, las normas y los valores que
en una sociedad (inmersa en un contexto histórico y cultural especí-
ficos) operan para normar las conductas de las personas en relación
con el sexo que les fue adjudicado al nacer; esto es, lo que en cada
cultura se va definiendo como género (por lo regular el binario opues-
to masculino-femenino) y las características atribuidas a éste que las
personas deben atender. (página 13)

Este concepto permite determinar que el género es una construcción que no solo se basa en
el componente biológico de ser hombre o mujer, sino que se interrelaciona con ámbitos como
la cultura, la religión, raza, clase, etc. A esto se debe la complejidad de su abordaje en cuanto
al establecimiento de la equidad y el rompimiento de los paradigmas sociales heredados.

Es sabido que la cultura es un fenómeno histórico cambiante de acuerdo a la época en que se
desarrolla. Teniendo esto en mente, Díaz Guerrero (citado por Rocha y Díaz, 2005) comenta
lo siguiente:
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Cada cultura define, establece, da forma y sentido a un conjunto de
ideas, creencias y valoraciones sobre el significado que tiene el ser
hombre y el ser mujer, delimitando los comportamientos, las caracte-
rísticas e incluso los pensamientos y emociones que son adecuados
para cada ser humano, con base a esta red de estereotipos o ideas
consensuadas. A través de sus premisas, cada cultura entreteje las
77 creencias relacionadas con el papel que hombres y que mujeres jue-
gan en la sociedad. (página 42)