Page 51 - Emprendimiento Conceptualización y contextualización en México
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En la actualidad el espíritu emprendedor es sinónimo de innovación,                43
                        cambio, impulso a nuevas ideas y toma de riesgos. El espíritu empren-
                        dedor se desarrolla, se forma, a partir de la capacidad con que cuente
                        el emprendedor para percibir la oportunidad existente; identificar la ne-
                        cesidad social a la que está asociada, y al mismo tiempo ser capaz de
                        valorar las posibilidades de riesgo; la habilidad de movilizar recursos a fin
                        de ir a su encuentro y además, tener la motivación, el impulso, el valor, la
                        convicción de acometer el nuevo proyecto. Debe tener confianza en su
                        idea; contar con información suficiente y confiable; capacidad de con-
                        vocatoria y de convicción mayor que el promedio, debe saber “vender”
                        las ideas y debe sobre todo tener la capacidad de ofrecer resultados.
                        Elementos para un proyecto educativo de formación en emprendimiento

                        en el contexto de la educación superior (Hidalgo, 2014, p. 79).




                  Aun reconociendo que este paso hacia la inserción a una nueva etapa de vida, la laboral,
                  no es simple ni automático, y no depende solo de factores como la voluntad, sí deben pro-
                  curarse las mejores condiciones formativas para allanar el camino que seguirán los egresa-
                  dos, y de esta manera podrá tener sentido la existencia de las instituciones en la sociedad.
                  Camarena y Velarde (2009) proponen pensar la educación como parte de un proyecto
                  nacional que contemple diferentes aspectos del ser humano, de la cultura y la sociedad a
                  la hora de seleccionar sus contenidos sustantivos, las prácticas o actividades a realizar, su
                  vinculación social, los perfiles profesionales, etcétera. 

                  Aunado a lo anterior, puede sostenerse que “la necesidad de incentivar una educación      Emprendimiento Conceptualización y contextualización en México
                  emprendedora ha adquirido gran fuerza por su contribución al desarrollo económico” (Az-
                  queta, 2017, p. 21).

                  Las características culturales que prevalecen hoy día en no pocas sociedades marcan una
                  necesidad de trasladar los resultados de la actividad académica a entes diversos de la are-
                  na social. La modalidad de ejercicio profesional se determina a partir de factores diversos.
                  Los egresados, sin obviar las condiciones que enfrentan muchos de ellos al desprenderse
                  ya de las aulas universitarias, pueden desempeñarse poniendo empresas, y ser consulto-

                  res o ejerciendo su propia profesión de manera independiente, como puede ser el caso de
                  abogados, odontólogos, contadores, entre otros.

                  Estas modalidades también se consideran como emprendedoras, un tanto distante de lo
                  que se ha significado como ser contratado como empleado. Es este último panorama o
                  atreverse, ahí radica un punto nodal. Por supuesto, ambos sentidos son necesarios, sin
                  duda, contribuyen en un sentido favorable a las entidades directamente beneficiadas y su
                  consecuente impacto en un orden más amplio, el de la sociedad.
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