Page 49 - Emprendimiento Conceptualización y contextualización en México
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sus primeras etapas de desarrollo. Se caracteriza por su capaci- 41
dad de generar riqueza, producción y consumo y no se identifica
necesariamente con la posesión de dinero. El principal rasgo que
caracteriza al entrepreneur es su capacidad para asumir riesgos en
condiciones de incertidumbre (Hamilton y Haper, 1994; Van Praag,
1999).
• A partir del siglo XVIII la noción de emprendedor corre paralela
a la teoría económica y recibe una considerable influencia de la
ciencia sociológica en algunas de sus etapas.
Este breve recorrido permite reconocer el origen y evolución del emprendimiento, así como
el impacto que este proceso provoca en un horizonte económico pero también social y
cultural.
A partir de lo antes expuesto, resulta inteligible el puente entre el emprendimiento y ese
beneficio esperado para las sociedades, la educación. Es aquí donde se subraya, a modo
de congruencia, la oportunidad de vincular el tema central del que se ocupa este escrito
con un proyecto curricular de educación superior.
Esto es: el desempeño de los profesionistas, desde cualquiera que sea su campo de
acción, merece ser valorado por su contribución a mejorar las condiciones del contexto
determinado, siempre que se actúe bajo una línea de pertinencia, calidad y ética. Con una
mirada más ambiciosa, que pretendería tocar desde perfiles personales hasta proyectos
en acción, se pone sobre la mesa una formación universitaria que vaya más allá de una for- Emprendimiento Conceptualización y contextualización en México
mación con tintes reduccionistas, encaminada en no pocas ocasiones a la supeditación de
graduados cuya opción pudiera parecer solo el contar con un empleo. Sin pretender me-
nospreciar esta valiosa oportunidad de trabajo y mucho menos sin intentar generalizar, las
instituciones de educación superior tendrían que promover la formación de capital humano
altamente competente, cuya preparación les permita hacer frente a los grandes desafíos
que las condiciones económicas y sociales globales les impone constantemente y tomar
riesgos para emprender, si esa es la decisión de cada egresado.
Al respecto, Iborra (2014) refiere cuatro rasgos fundamentales en el talento emprendedor:
autonomía personal, liderazgo, innovación y habilidades empresariales. Recomienda, ade-
más, la combinación de cuatro decisiones para la formación en emprendimiento: curricu-
lum, interacción social, entrenamiento y creación del bien social.
La formación en emprendimiento, como uno de los componentes curriculares, hoy más
que nunca puede significar la apertura de oportunidades que los jóvenes necesitan; inclu-
sive, puede calificarse como un derecho.
Sánchez y Ros (2014), al referirse a la cultura emprendedora universitaria, afirman que se
ha convertido en elemento clave para generar impacto social y económico a través de los
egresados.