Page 17 - Prevención de la violencia en el nivel preescolar
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Por su parte, Sigmund Freud —uno de los primeros psicoanalistas que investigaron acer-
            ca de la agresividad— asevera que todo ser humano posee una fuerza instintiva que se
            desarrolla de manera espontánea. Por eso, en Los instintos y sus destinos, Freud (1915)
            menciona que los estímulos instintivos no proceden del mundo exterior, sino del interior
            del organismo, y nunca actúan como una fuerza de impacto momentánea, sino siempre
            como una fuerza constante a la que llamó necesidad, la cual es suprimida por la satisfac-
            ción. En este mismo trabajo, Freud propone distinguir dos grupos de instintos primitivos:
            el de los instintos del yo (o instintos de conservación) y el de los instintos sexuales. Esta
            clasificación de los instintos, Freud la continúa en los trabajos Más allá del principio del
            placer (1920) y El yo y el ello (1923), en los cuales hace una revisión específica de su teoría
            de los instintos y señala una diferencia entre ellos:

                  • El instinto de conservación —o instinto de vida (Eros)—, el cual se encontraría
                  subordinado a un proceso fisiológico especial: la creación.

                  • El instinto sexual —o instinto de muerte (Tánatos)—, que se encontraría su-
                  bordinado a un proceso fisiológico especial: la destrucción.


            Estas dos clases de instintos pueden ser representadas por el amor y el odio, compañeros
            inseparables que a su vez generarían ambivalencia. Esta teoría sostiene que la agresividad
            es parte del instinto sexual (sadismo oral y anal). Según Freud, la vida no se encuentra re-
            gida por dos impulsos egoístas (la alimentación y el sexo), sino por dos pasiones: el amor
            y la destrucción; por eso, la destructividad humana es una de las pasiones fundamentales
            del hombre, la cual se encuentra en la raíz misma de la existencia.



            El psicoanálisis sostiene que desde los comienzos de su vida el individuo es un ser instin-
            tivo, movido por deseos que son el resultado de apetencias salvajes y primitivas (sexo y
            agresión). En los años tempranos de la infancia, cuando su conducta se halla totalmente
            bajo la influencia de estas apetencias y de la necesidad interna de satisfacer los deseos
            que de ellas surgen, el hombre es egoísta, materialista y no tiene consideración por sus
            semejantes (Freud, A. 1992).


            Desde esta perspectiva, el origen de los comportamientos agresivos podría hallarse en
            la frustración de algunas necesidades libidinales por parte de la madre o por algunos
            factores involucrados, como el contexto familiar, escolar y social, o la estructuración del
            psiquismo del niño. Considerando las aportaciones freudianas, la agresión es un instinto
            innato que se desarrolla de manera espontánea como respuesta al ambiente en que se
            desenvuelve un individuo, aunque no es producida por influencia de este; es decir, si un
            niño ha crecido en un medio violento, tenderá a desarrollar más su instinto agresivo que
            un infante que vive en un ambiente donde no se practica la violencia.




                     Prevención de la violencia en el nivel Preescolar

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