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identidad de una persona a raíz de sus rasgos de personalidad y de sus relaciones interperso-
                  nales, la teoría de la identidad social, desarrollada por Henry Tajfel y John Turner, nos dice que
                  utilizamos la identidad social para:




                  •     Catalogar a las persona en grupos en función de una creencia, experiencia o caracterís-
                  tica común, (por ejemplo, mujeres, ingenieros, etc.).
                  •     Identificarnos a nosotros mismos, con determinados grupos.

                  •     Comparar los grupos a los que pertenecemos con otros, normalmente sosteniendo una
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                  opinión más positiva sobre nuestros propios grupos (Hannum, K. 2012).



                  Para Garreta-Bochaca (2003), la identidad social es definida como la forma con las que los
                  individuos se ubican en la sociedad, así como la forma en que creen ubicarse. Esta identidad
                  deriva del conjunto de relaciones que se mantienen en la sociedad como y por definiciones
                  compartidas por los miembros del grupo, es el resultado de un proceso de negociación y a tra-
                  vés de éste procesos de interacción, negociación y conflictos sobre las distintas definiciones
                  de la situación, los miembros de un grupo construyen el sentido del “nosotros” que impulsa
                  los movimientos sociales.

                  La construccióon social de la identidad se acompaña de complejos procesos que se sostie-
                  nen en redes vinculares. Estas redes se desarrollan en espacios institucionales, imaginarios
                  y simbólicos, en donde el lenguaje interviene como elemento fundamental en el proceso de
                  subjetivización. El lenguaje y el discurso, como dispositivos específicos, construyen y recons-
                  truyen las diferencias y semejanzas que acompañan todo a identificcarse como únicos, pero
                  semejante a todo; en el caso de individuos, las matrices de identidad social se hallan de algún
                  modo prefiguradas en las propias formaciones discursivas, que asignan un determinado lu-
                  gar a la diferencia, invistiendola de atribuciones, disposiciones y expectativas particulares. De
                  modo general, cuando se trata de lo que clasicamente se ha definido como estigma, esta di-
                  ferencia se acompaña de connotaciones negativas que pueden conducir a imponer actitudes
                  asistenciales y sobreportectoras, tanto como negligencias extremas movidas por un afán de
                  desentenderse de los diferentes (Peluso & Torrees, 2000).

                  Para Chichu (2002), la identidad social, se construye en la dialéctica de la autoimagen y la
                  imagen pública. Este proceso implica dos distinciones, la primera distinción es la identidad de
                  un grupo social desde afuera; es decir, la identidad de ese grupo es sostenida unicamente por
                  quien lo anuncia y la segunda distinción, es la identidad de un grupo social desde adentro, es
                  decir, la autoimagen que se hace desde la percepción de los miembros de la organización.




                  lA IDeNtIDAD eN lAS OrgANIzACIONeS




                  Las premisas que conducen los destinos de una organización se establecen y rigidizan, sin
                  necesariamente ser fruto de una decisión consciente. Las organizaciones “son como son” y
           48     los miembros de la organización difícilmente pueden imaginar que pudieran ser o haber sido
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