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Formación de la personalidad
La conducta está influenciada por variables de naturaleza genética, orgánica y ambien-
tal-situacional, así como factores de la personalidad, entre los que sobresalen los senti-
mientos, los impulsos y las ansiedades. Al respecto, Sigmund Freud explica que los pri-
meros seis años de vida de una persona (etapa oral, anal y fálica) son los más importantes
para el desarrollo de su personalidad. Por ello, la fijación en una etapa particular ocasiona
un tipo específico de carácter, el cual se materializa en un tipo de personalidad anormal
que se manifiesta a través de diversos rasgos relacionados entre sí.
Desde un enfoque psicoanalista, Anna Freud coincide con Sigmund Freud cuando señala
que el instinto agresivo es una apetencia primaria que opera en el niño desde los comien-
zos mismos de su vida, y que las manifestaciones del instinto agresivo se encuentran
estrechamente vinculadas con las manifestaciones sexuales. Por ejemplo, durante el pri-
mer año —en la fase oral (tipo de personalidad oral)— estas aparecen bajo la forma del
sadismo oral y hallan su expresión en el deseo de destruir comiendo (incorporación oral)
el objeto que al niño le gusta. Aquí el instrumento de la agresión son los dientes (Freud,
A., 1992).
En el inicio, la etapa oral aparece de forma pasiva. El niño se lleva todos lo objetos a la
boca por placer; luego, progresivamente, el bebé se identifica con su madre, lo que ge-
nera una reacción refleja: si ella le sonríe, él sonríe; si ella le habla, él balbucea. Después
aparece la dentición, lo que suele producir malestares que el niño intenta disminuir mor-
diendo todo (primera pulsión agresiva), incluso el seno de su madre. De este modo inicia
una etapa oral activa a la cual no se debería esperar para proceder con el destete, pues si
esto se hace en este periodo, el niño lo interpretará como un castigo, una consecuencia
de su agresión.
Según Maddi (1972, citado por Dicaprio, 1989), las formas extremas de los rasgos de ca-
rácter oral se pueden presentar de manera bipolar por una fijación debido a la frustración
o por la indulgencia que tuvieron los objetos amorosos del niño con él. Estas pueden ser
pesimismo u optimismo, desconfianza o credulidad, pasividad o manipulidad, envidia o
admiración, y autodesprecio o engreimiento (Maddi, citado por Dicaprio, 1989). Una po-
sición intermedia y equilibrada por parte de los padres promovería el buen desarrollo y el
funcionamiento sano del bebé.
Durante la fase anal, que va de 1 a 3 años, la agresión desempeña un papel importante
bajo la forma del sadismo anal. Los niños de esta edad son normalmente agresivos, des-
tructivos, tercos, dominantes y posesivos; los golpes, los puntapiés, los arañazos y los
escupitajos son manifestaciones de sus frecuentes estados de ira. En esta fase es espe-
Prevención de la violencia en el nivel Preescolar
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