Page 31 - Prevención de la violencia en el nivel preescolar
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cialmente difícil separar unas de otras las manifestaciones del sexo y la agresión dado que
            toda la actitud del niño hacia las personas u objetos queridos es normalmente desconsi-
            derada, cruel y torturadora (Freud, A., 1992).


            En esta etapa, el niño manifiesta cierto placer por acumular, retener y expulsar sus heces,
            y aproximadamente es cuando el niño se encuentra en el aprendizaje de control de los
            esfínteres. Aquí descubre las nociones de poder y de su propiedad privada porque él es
            quien decide cuándo expulsar o retener la materia fecal, lo que lo pone en conflicto con
            quienes ejercen autoridad en su vida.



            Sobre este tema, Maddi (1972) también comenta que las manifestaciones extremas de los
            rasgos de carácter anal se pueden presentar de manera bipolar debido a la frustración o a
            la indulgencia, es decir, generosidad excesiva o mezquindad, expansión o estrechez, con-
            formidad u obstinación, desorden u orden, informalidad o puntualidad estricta, desaseo
            o meticulosidad, vaguedad o precisión (Maddi, citado por Dicaprio, 1989). Las formas
            moderadas que tengan los objetos amorosos traerían como resultado un crecimiento y
            funcionamiento saludable del individuo.


            La fase fálica (tipo de personalidad fálica) se presenta entre los tres y los cinco o seis años
            de edad (segunda infancia). En esta la agresión aparece bajo las actitudes más agrada-
            bles de la virilidad, la postura protectora, la temeridad frente al peligro y la competitividad
            (Freud, A., 1992). Los órganos genitales se convierten en una importante fuente placer en
            esta etapa y se empieza a tomar conciencia de las diferencias entre hombre y mujeres.



            Según Dolto (2010), aproximadamente a los cuatro años y medio el niño entra en el com-
            plejo de Edipo, por lo que exterioriza una abierta lucha emocional con su padre por el amor
            de su madre. Asimismo, se mezclan actitudes de ambivalencia: por un lado lo considera
            un rival, y por el otro lo quiere y lo admira. En cuanto a la niña, entre los tres años y medio
            y los cuatro, experimenta el complejo de Elektra, de ahí que se comporte frente a su padre
            como una pequeña amante seductora y afectuosa que centra su interés libidinal en él, por
            lo que ve a su madre como una rival.


            Durante la etapa fálica, las relaciones sociales del niño se amplían gradualmente por per-
            sonas ajenas a la familia, como son los compañeros de la escuela, los compañeros de
            juego del vecindario, los maestros, etc. De esta forma aprende no solo a tomar su lugar
            entre los otros niños, sino también a respetar las reglas establecidas y a hacer valer sus
            derechos cuando alguien amenaza con violarlos.







                     Prevención de la violencia en el nivel Preescolar

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